Reseña 1 de Marzo

El 1 y 2 de marzo de 1975 se reunieron en el paraninfo de la Universidad de Antioquia, las juntas directivas de las organizaciones gremiales de contadores públicos de todo el país, con el propósito de discutir el impacto en la profesión contable del control que sobre el mercado laboral estaban ejerciendo ocho firmas internacionales de auditoría. Se trataba pues, de diseñar rutas para la defensa de una profesión contable que respondiera a los contextos económicos locales.

En ese sentido, se construye y aprueba el Programa Mínimo de los Contadores Públicos y se consolida un movimiento por la nacionalización de la Contaduría Pública. Es en este marco, que se declara el primero de marzo como el día del Contador Público colombiano, reconociendo las reivindicaciones particulares del gremio y buscando la construcción de un ejercicio profesional que contribuya al desarrollo económico y social del país y no al favorecimiento de intereses de las grandes corporaciones trasnacionales.

A propósito de la conmemoración de este acontecimiento, vale la pena subrayar algunos de los retos contemporáneos a los que se enfrenta la disciplina y la profesión contable. Quizás, uno de los desafíos más importantes sea la generación de nuevo conocimiento, en estos términos, conviene preguntarse ¿Cómo ha evolucionado la teoría contable en los últimos 20 años?, ¿Ha existido una real articulación entre teoría y práctica contable? o ¿Se ha asumido la normatividad como marco orientador de la praxis? Dar respuesta a dichos interrogantes tal vez permita repensar el papel de la ética y de la responsabilidad social en el ejercicio de los Contadores y Contadoras. Tal vez, permita repensar a partir de que constructos teóricos, conceptuales y axiológicos se prepara, interpreta y analiza la información. En otras palabras, pensar a partir de qué referentes se representa la empresa y se da cuenta de la realidad económica en la cual está inmersa.

                                                                                                                      Los contadores deberíamos tener un sentido crítico frente al ejercicio profesional y cada día debería ser primero de marzo.